El tiempo de dolo que reinaba entre los habitantes de Haití ha terminado. La terrible combinación de olores de los más de 100,000 cadáveres, junto con el hambre y la necesidad de beber un poco de agua ha generado un ambiente de supervivencia. A través de la violencia es como los habitantes del país devastado hace ya casi una semana tras un terremoto de 7 grados, tratan de obtener los recursos donados que se comienzan a repartir. Y mientras que el caos continúa creciendo, al igual que la violencia, incluso la propia ONU no garantiza la seguridad de sus cascos azules. Haití, desafortunadamente para ellos, jamás fue un país organizado, no por nada era el que contaba con el peor nivel de vida en toda Sudamérica; por lo que me cuesta creer que en tremenda situación puedan establecer un orden. Esto es tan solo el comienzo.
VIA EL UNIVERSAL
VIA EL UNIVERSAL
No hay comentarios.:
Publicar un comentario