
Ante los problemas geográficos, es común que el ingenio humano se sobreponga. Tal es el caso del Aeropuerto Funchal en la isla de Madeira, donde en un principio era muy pequeña la pista de aterrizaje para aviones grandes, por lo que:
1) Emparejar y rellenar el terreno para extenderlo.
2) Continuar la pista con sobre una plataforma de 180 pilares de 230 pies de alto... obvio que la segunda era más interesante.
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